Imagina esto: tengo en la mano un limón de tamaño mediano, muy verde. Tengo en la otra mano un cuchillo y me dispongo a cortar el limón por la mitad. Mientras le paso el cuchillo sale zumo y se siente un olor muy agrio. La mesa donde lo estoy cortando queda humedecida por el jugo que salió al cortarlo. Abro el limón en dos partes y se ven las semillas. Los asiento en la mesa y tomó un poco de sal y un poco de chile, hago una mezcla y se lo pongo al limón. Luego me llevo una mitad a la boca y siento cómo el sabor agrio, salado y enchilado me hace salivar. Ahora imagina que la otra mitad te lo llevas a la boca.
Después de leer lo siguiente, lo más probable es que se te “haya hecho agua la boca”, a lo mejor produciste más saliva al imaginar esa escena. Lo que pensamos y lo que imaginamos influye en nosotros, tanto a nivel físico, como sentimental y conductual.
Los pensamientos son muy poderosos. Si todo el tiempo estás pensando que eres un fracasado en todo, llegará el momento en que creerás que realmente lo eres y te volverás un continuo fracasado. Si piensas todo el tiempo que siempre te va mal en la escuela, lo creerás y tenderás a actuar de tal manera que se cumpla lo que crees, o sea, para que te vaya mal. Pero, si piensas siempre que eres exitoso, aunque no lo seas en su momento, lo irás creyendo y probablemente comiences a comportarte como un exitoso.
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
Realmente es tan dificil no tener pensamientos negativos en ciertas etapas de nuestra vida en las que se ve afectada nuestra autoestima y donde se está rodeado de gente contaminada por el mismo sistema. Si nuestra seguridad emocional no es tan fuerte los pensamientos positivos se pierden con la insatisfacción de esos momentos.