Un hombre se casó y a las pocas semanas tenía una amante, la cual fue novia de su mejor amigo. Él tenía su esposa y un hijo casi recién nacido. Se creía muy hombre y seductor a tal grado que logró seducir a la novia de su mejor amigo, iba a verla y a la vez tenía esposa. Era tan hábil que podía estar con las dos mujeres sin problema, su esposa no lo sabía, y sedujo tan bien a la amante que ella no le importaba compartirlo con la esposa legítima. Se acotumbró tanto a estar con dos mujeres que decidió tener hijos con la amante, es decir, formó dos familias. Se sentía orgulloso de su “masculinidad”, de su hombría y de sus habiliades con las mujeres. Le dijo a su esposa (mintiéndole) que a veces trabajaría doble turno para que así pueda ir con su amante y con su otro hijo. Para colmo, como suelen ser este tipo de personas, era superceloso, no quería que ningún amigo se le acercara a su esposa (porque tenía miedo que le hagan lo que él hacía, como dicen por allí, el león cree que todos son de su condición). Exigía fidelidad cuando él no la ofrecía. Dudaba de su esposa y se volvió inseguro, pensaba que mientras él estaba con su amante su esposa podría estar engañándolo con otro, su mente se estaba torciendo. Se tornó violento y comenzó a maltratar a su esposa, y cuando esta reaccionaba y decía que lo abandonaría por violento se convertía en un actor mejor que los de hollywood: se ponía a llorar como niño desamparado para que su esposa no lo dejara. Ella, como era muy ingenua le creía todo a este actorcito.
Un día sucedió lo que tenía que suceder para que se haga justicia, su esposa se enteró que él tenía su amante y hasta un hijo con ella, la esposa como mujer que se supo valorar decidió romper él matrimonio exigiendo un divorcio. El actor seductor no quería, comenzó a utilizar la psicología manipuladora y chantajeadora para evitar que su esposa lo abandone. Fue tanto su deseo orgulloso de no quedar como el abandonado que amenazó con matarla, luego golpeo a su espoa para que no lo deje. Afortunadamente, ella tomó el control y el mando, y lo dejó. Días después, el infiel comenzó a valorar lo que tenía en su casa, en su hogar legítimo, porque nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Cayó en una depresión profunda y se pasaba las noches llorando recordando las ropitas de su hijo que aún quedaban en su casa, recordaba los espacios que compartió con su esposa, recordaba los momentos que pasó con ella cuando eran novios y seguía llorando amargamente como niño que fue abandonado por su mamá en un internado. ¿Qué pasó con el hombrecito fuerte, seductor, manipulador y hábil social y psicológicamente? Ahora NO PODÍA DOMINAR su depresión!!! ¿No que muy hábil con las emociones? Estaba sufriendo, porque ahora le tocaba pagar la cuenta de sus actos, ahora era momento de pagar las consecuencias de sus acciones, pero el hombre masculino y fuerte (que pretendía ser) se ponía a llorar como niño débil, desamparado y frágil. Cuando se habla de justicia, hasta el más poderoso cae.
No pretendo hacer sentir mal a nadie, pero si tú estas cometiendo este u otro error corrígelo, porque luego puede ser que no tengas la fortaleza ni las agallas para enfrentar las consecuencias. El que es inteligente acepta y corrige, el que es ignorante se ofende y huye al escuchar consejo
Tenemos un cerebro y cada quien tiene un nivel de inteligencia suficiente como para comprender cuáles son las consecuencias de los errores que podemos cometer, así que, cada vez que vayas a ejecutar una acción, sea con quien sea, sobre lo que sea y donde sea, recuerda que tienes inteligencia, así que analiza muy bien todos tus movimientos, porque cuando actuamos a veces involucramos a inocentes que pueden pagar “cuentas” que no les corresponden. Ahora, si ya cometiste un error, no te pongas a llorar amargamente como niño frágil, ni te pongas a recordar tu pasado, ni te lamentes por lo que has hecho, ni le des vuelta en tu cabeza al error que has cometido, porque al pasado ya nada se le puede hacer, pero al presente sí. Arrepiéntete para no volver a fallar y compórtate como un verdero hombre o una verdadera mujer que sabe aceptar responsablemente las consecuencias de sus acciones y que hace algo en su presente para corregirlo en vez de ponerse a llorar todas las noches recordando lo que ya pasó y no podrá regresar.
Cuando vas a un restaurante, llegas, te sientas como rey, ordenas tu comida y hasta tu postre, comes y disfrutas todo, desde la comida y la bebida hasta el ambiente. Te sacias, llega el meseo, te da la cuenta ¿y qué haces? No te pones a llorar como niño que no tiene dinero, no te quejas porque te están cobrando, no te lamentas por el costo de la comida, no te quejas con el mesero por lo que te está cobrando, no gritas ni te pones violento, ni nada por el estilo, ¿verdad que no? Has comido, te has saciado y has disfrutado, ahora es momento de pagar la cuenta y lo que haces es sacar el dinero y pagas, porque sabes que has gozado, comido y disfrutado y ahora viene la contraparte. De la misma manera, si ya cometiste un error, ya disfrutaste o no disfrutaste, no importa, cuando llegue la hora de “pagar” aguántate, compórtate y paga, no te lamentes amargamente en vez de actuar para corregir el pasado en el presente, porque al pasado en el pasado nada se le puede hacer.
Un adolescente tuvo relaciones sexuales con una desconocida en una noche de pasión y luego resulta que le transmitieron gonorrea, luego se pone a llorar como niño indefenso, vulnerable y le dice: “mamita, me duele, quiero sanar” Muy hombresito para tener relaciones, pero para pagar las consecuencias muy cobarde. Pero eso no lo pensó en el momento en que cometió el error. Si fuera más inteligente no le hubiera pasado eso, si hubiera pensado y analizado bien lo que iba a hacer y las posibles consecuentas hubiera podido evitar eso. Lo que debe hacer, en vez de ponerse a llorar amargamente es decir: “ya gocé, ya disfruté, ahora me toca aguantar como hombre que soy todo este dolor y esta enfermadad, voy arrepentirme y corregir mis actitudes para no volver a cometer este error”, eso es lo que debe hacer en vez de ponerse a llorar y quejarse echándole la culpa a la mujer que lo contagió, como si ella lo hubiera violado.
Ya para concluir, te diré unos puntos:
1.- Antes de actuar piensa, analiza todos los movimientos que harás y los que vendrás detrás, y si crees que cometerás un error, y que peor aún, involucrarás a otras personas, entonces échate para atrás, que más vale prevenir que lamentar
2.- Si ya cometiste un error donde antes gozaste, disfrutaste y viviste bien, entonces recuerda que ahora te toca pagar la cuenta como cuando pagas después de un buen manjar, así que no te quejes ni te lamentes, se fuerte y pórtate como el valiente que fuiste cuando gozabas, pero arrepiéntete para no volverlo a cometer, porque si no te arrepientes querrás volverlo a experimentar
3.- Si ya cometiste un error y ni siquiera gozaste al momento de cometerlo, es decir, sufrías desde que lo cometías, no te pongas a llorar ni te lamentes, en vez de eso enfrenta las consecuencias y modifica tu presente en vez de lamentarte por el pasado
4.- Por último, recuerda que lo que ya pasó ya no es más, pero las consecuencias en el presente siguen vivas, corrígelas, cambia, y no cometas nuevamente el error. Corrige en vez de lamentarte como indefenso, o paga la “cuenta”, retírate y comienza de nuevo, como cuando vas al restaurante, pagas y te retiras del lugar
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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