En ocasiones, quieres algo, o crees que lo quieres y comienzas a conseguirlo. Vas avanzando en el camino hacia ese logro, sin embargo, cuanto más te acercas a lograrlo, más comienzas a actuar de una manera que parece como si ya no quisieras eso que estás consiguiendo.
Por ejemplo, quieres encontrar un buen trabajo, comienzas a buscarlo y sale una gran oportunidad, el puesto que siempre has deseado, con un sueldo alto como has querido. Vas a unas entrevistas y te desenvuelves perfectamente, te sientes contento. Dos días después te hacen algunos exámenes y todo marcha bien, los viste fáciles y sabes que estás logrando obtener el deseado puesto. Aunque, en el fondo de ti parece ser que hay cierto temor a ese puesto, no entiendes por qué, y hay una parte de ti que parece no estar tranquila. Te dicen que falta una última entrevista y que es muy probable que el puesto sea tuyo, eres el mejor candidato, y allá comienzas a hacer las cosas mal. Es como si tú quisieras ese trabajo, pero otra parte de ti no, y entonces, esa parte comienza a sabotearte, como que se apodera de tus palabras y acciones, y en esa última entrevista das a entender que eres malo para eso puesto, que incluso, no lo deseas, pero cuando te das cuenta, ya es demasiado tarde. Esa otra parte de ti que entra en conflicto, al darse cuenta que estás a punto de lograr lo que no quiere, comenzó a sabotearte, y entonces, algo hiciste mal. Te enteras que el puesto no será tuyo, que será de otra persona que tú sabes que es mucho menos hábil que tú para eso. Al suceder esto, esa parte que no quería se siente tranquila, pero tú no, porque sabe que no has logrado lo que querías, o más bien, lo que creías que querías porque es una necesidad. Te das cuenta que tú mismo actuaste en tu contra, que lo echaste a perder todo, te sientes tonto, estúpido, desilusionado, etc.
Otro ejemplo. Sabes que tienes una cita con una persona del sexo opuesto de la cual estás enamorado, siempre habías deseado esa cita, estás emocionado, sobre todo, porque pensabas que eso nunca sucedería. Esa persona parecía algo inalcanzable, y ahora parece que tu sueño se está haciendo realidad. Tal vez sientas algo de nervios, pero emocionado porque la hora se acerca. Pasa el tiempo y ya deseas estar en esa cita, sin embargo, como que una parte de ti no está muy tranquila, y esa parte empieza a desear la evitación por algún motivo desconocido. Tal vez te des cuenta y comienzas a pensar que es extraño, o tal vez no te des cuenta, pero esa otra parte inconforme terminará sometiéndote. La hora se acerca y comienzas a hacer otras cosas, se te hace tarde y como ya tienes un pretexto, le echas la culpa a esas otras cosas que te atrasaron, pero sabes que pudiste evitar ese retraso. Llegas a la cita muy tarde, la persona que te esperaba está enojada y le das una muy mala impresión. La plática ya no se desarrolla como pensaste que iba a suceder, porque ella está enojada. Es como si todo se hubiera puesto en tu contra, pero realmente, eres tú mismo que de alguna u otra manera hiciste que las cosas salgan mal. Luego, comienzas a echarle la culpa a esas otras cosas que hiciste que te atrasaron, pero luego te das cuenta que esas otras cosas no eran necesarias, por lo tanto pudiste haber evitado el retraso, y comienzas entonces a echarte la culpa a ti mismo, te sientes tonto, torpe y desilusionado. Lo peor de todo, es que comienzas reaccionar y te das cuenta que has desperdiciando la gran oportunidad de tu vida, algo que estabas esperando hace mucho y que tal vez no vuelva a suceder otra vez.
Ahora la pregunta es, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué si queríamos algo al final terminamos echándolo a perder? ¿Por qué cuando estábamos a punto de lograr lo que queríamos comenzamos a hacer las cosas mal? Esto sucede porque existe un conflicto interno, del cual podemos no estar conscientes. Tal vez sintamos el conflicto, tal vez no, pero aunque lo sintamos, casi siempre terminamos haciendo las cosas mal. Al final, hacemos lo que no queremos hacer y terminamos por no lograr lo que queríamos. ¿Por qué existe este conflicto? Como dije antes, porque somos un organismo complejo formado por más de un sistema, y por eso existe posibilidad de conflicto. Para ser más prácticos, vamos a ver otros motivos. Por ejemplo, en el caso del trabajo, conscientemente querías tener ese puesto, pero por otra parte no, porque tal vez creas (aunque no te des cuenta) que tú no te mereces ese puesto, porque a lo mejor tienes miedo a enfrentar altas responsabilidades, o porque tal vez creas que tú vida dará un gran cambio y le temes al cambio.
En el caso de la cita amorosa, estás enamorado de esa persona, quieres estar con ella, pero por otra parte no, por motivos similares al ejemplo anterior. Tal vez creas que ella es muy bonita para ti y que no nació para amarte, crees que ella merece otro, o a lo mejor tienes miedo tenerla a tu lado porque piensas que no podrás cumplir con sus exigencias, o no darle lo que ella merece, en otras palabras, te sientes muy poca cosa para ella. O también es posible que tengas miedo al compromiso que establecerás, a los cambios que implique ella en tu vida.
Traduciendo esto a palabras más generales y prácticas, por lo general estos autosabotajes se deben a dos cosas:
1.- Bajo valor, autoestima débil. Cuando no te valoras, cuando tu autoestima es débil es cuando crees que las cosas o personas que deseas son mucho para ti, que no las mereces, que no te corresponden, que tú no naciste para tenerlas en tus manos, y esas creencias arraigadas en ti, cuando estás apunto de lograr lo que buscas, comienzan a tomar el control y terminas haciendo algo para evitar lograrlo y sentirte del todo tranquilo, porque aunque quieras lograrlas, algo en ti no te deja estar tranquilo al 100%, y generan ese conflicto.
2.- Miedo. Muchas personas le tienen miedo al cambio, al compromiso, al fracaso e incluso al éxito, y ese miedo es en parte por el mismo bajo valor, porque creen que no son capaces de manejar algo que es mucho para ellos, pero, por otra parte, ese miedo también se deben a creencias que tienen implantadas, creencias limitantes que muchas veces se arraigan en el ambiente familiar, sobre todo en la infancia. Por ejemplo, si una persona que vive en un pequeño pueblo, (donde sus papás jamás estudiaron), logra una profesión, si a él le ofrecen un puesto alto en una gran ciudad tal vez sienta temor, porque él está acostumbrado a otro tipo de vida y sus creencias están de acuerdo a este tipo de vida. O si de niño eras muy gordo y te burlaban, te decían gordo y feo, aún cuando luego quedes delgado tal vez sientas miedo de estar con una mujer que consideres muy hermosa. Porque esas creencias de que eres muy feo las tienes implantadas y sientes temor a no poder hacerla feliz, o te sientes inferior a ella.
La solución, es cambiar esas creencias limitantes por creencias que eleven tu valor, que suben tu autoestima y eliminan el miedo. Esto a veces no es tan fácil, sobre todo cuando no estás consciente de qué genera el conflicto que te sabotea. Si de niño te dijeron durante años gordo y feo, no es muy fácil cambiar esa creencia en un minuto repitiendo afirmaciones positivas. El cambio es un proceso que tienes que decidir empezar, si no, nunca cambiarás.
Tú eres quien tiene que decir comenzar y llevar a cabo el proceso, es tu responsabilidad.
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Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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