Durante muchos años, desde que era niño, tuve varios vecinos que era mis amigos. Entre ellos había dos con los que me llevaba mejor. Ellos y yo éramos los tres mejores amigos de todos los vecinos. Ellos eran muy diferentes entre sí. Uno era muy alegre. Todo el tiempo lo veíamos con una sonrisa en el rostro. Le gustaba contar chistes y hacer bromas. Cuando tenía yo como 9 años, mis hermanitas y yo le decíamos que fuera a nuestra casa para contarnos chistes, y lo hacía. Hasta mi mamá se divertía. Tenía una conducta muy agradable, si estábamos tristes él nos levantaba el ánimo. Por otra parte, nuestro otro amigo era muy enojón. Aquí en México decíamos que era muy bilioso, porque era colérico, se enojaba fácil, era muy irritable. Teníamos que tener cuidado de cómo tratarlo porque en cualquier momento se podía enojar. También reía y bromeaba con nosotros, pero por cualquier cosa se enojaba. Tenía una forma de interpretar las situaciones, que a veces pensaba que nos burlábamos de él, o que lo excluíamos del grupo de amigos, cuando realmente no era así. Algo que nos causaba risa, pero que también nos incomodaba, era que cuando jugábamos él no sabía perder. Por ejemplo, cuando jugábamos fútbol y hacíamos los equipos nadie quería escogerlo, porque todos sabían que durante el partido iba a estar lleno de rabia, y si su equipo iba perdiendo, comenzaba a gritarle a sus compañeros, a insultarles, como si estuviéramos jugando en un mundial y él fuera el entrenador. Cuando iba perdiendo se ponía muy molesto. Cuando le anotaban gol se encendía en rabia. Sin embargo, a pesar de que era una persona poco soportable, era nuestro amigo y era bueno. Algo muy interesante que observábamos de él, es que era muy impulsivo, y cuando se enojaba actuaba casi sin pensar, pero luego, se arrepentía de su actitud; se arrepentía de las acciones que había llevado a cabo en su ira. En el fondo él sabía que estaba mal, pero sentía que no podía controlarse. Muchas veces nos decía palabras ofensivas cuando estaba enojado, pero como ya conocíamos como era, ni caso le hacíamos; para nosotros, era como si no hubiera hablado. Era tanto que se portaba así, que ya estábamos acostumbrados e inmunizados a sus palabras negativas. Sin embargo, después que regresaba a la calma, él nos pedía disculpas. Nosotros le aconsejábamos diciéndole que no debería ser así, que no se enoje por cualquier cosa.
Mis dos amigos eran personas configuradas genéticamente de diferente manera. Uno era muy propenso a la risa, y otro al enojo. Ambos tenían emociones como todo ser humano, pero uno experimentaba más emociones positivas, mientras que el otro experimentaba más emociones negativas. Ambos eran muy diferentes, y así como mi amigo el enojón al que no le gustaba experimentar esas emociones, porque lo llevaban a actuar de una manera de la cual luego se arrepentía, así hay muchas personas en el mundo que no pueden controlar sus emociones negativas.
La importancia de las emociones
La pregunta que surge entonces, es: ¿cómo controlar nuestras emociones? Antes hay que entender que las emociones no podemos suprimirlas todas de nuestra vida, ni deberíamos hacerlo en todos los casos, porque son parte fundamental para nuestra supervivencia y convivencia. Si lográramos suprimir ciertas emociones en su totalidad, podría ser muy perjudicial para nosotros. ¿Por qué? Porque nosotros no actuamos según lo que pensamos, sino que actuamos según lo que sentimos, y cuando creemos que actuamos según lo que razonamos, es porque nuestro razonamiento concuerda con nuestro sentimiento. Por ejemplo, si vas caminando y se pone frente a ti un león feroz y hambriento, tú sentirás mucho miedo, y esto hará que tu cuerpo tenga una reacción psicofisiológica que te activará para huir y poder sobrevivir. ¿Qué pasaría si tú suprimieras totalmente ese miedo? Pues pasaría que no huirías y allí te devoraría el león. Entonces, el miedo no es malo, es parte esencial para poder sobrevivir en situaciones peligrosas. Sin embargo, el miedo puede ser irracional o exagerado, y entonces puede ser perjudicial. Por ejemplo, si tú tienes fobia a las arañas, y cuando ves una sientes la misma reacción en tu cuerpo como si vieras a un león, aquí entonces tu miedo no es normal y sí sería bueno suprimirlo en parte. Si tú ves a tu amigo herido que no puede caminar, tendrás emociones que te lastimarán, te harán sentir triste, y entonces tú lo ayudarás. Pero, si tú lo ves herido y no tienes ni la más mínima emoción, no harás mucho por ayudarlo. Las emociones nos sirven tanto para defendernos, como para ayudar a otros.
Dos opciones para anular las emociones negativas
Después de todo lo anterior, podemos decir que las emociones surgen por la interpretación de lo que vemos. Si tú ves un león feroz interpretarás que es peligroso, sentirás miedo, y entonces huirás. Pero, si tú ves un león de juguete, interpretarás que es inofensivo, no sentirás miedo y entonces no huirás. Después de esta explicación, comprendemos que toda emoción depende de la percepción que tengamos de un hecho. Entonces, para poder controlar las emociones sólo hay dos opciones:
1.- Controlamos el hecho que nos genera la emoción
2.- Controlamos la percepción que tenemos de ese hecho
Por ejemplo, si vas manejando en una calle angosta y otro automovilista va delante de ti manejando muy lento, cuando tú tienes prisa, lo más probable es que tengas una emoción de enojo, porque aquél te está estorbando. Lo que normalmente haces es eliminar el hecho que te está causando esa emoción. ¿Cómo lo haces? Pues le tocas el claxon para que él se quite y te de paso. De esa manera, eliminas la causa. Pero, si una persona te está insultando, no la puedes eliminar, aunque sí la puedes evitar. Tal vez puedas pedirle que deje de hacerlo, pero en tu enojo y en tu percepción de que no puedes eliminarla del planeta para que te deje de insultar, lo que harás es insultarlo también. Pero, esta conducta no llevará a nada bueno, por lo contrario, aumentarás tu enojo, y lo que queremos, es evitarlo, no aumentarlo. Así que, lo que tenemos que aprender a hacer, es regular la percepción de las cosas o hechos que nos causan emociones negativas que no nos sirven, para que entonces, tengamos un control sobre ellas.
Emociones negativas innecesarias
¿Cuáles son las emociones que deberíamos eliminar o al menos controlar? La envidia, la ira en contra de una persona, la tristeza cuando no es necesaria, el miedo que no ayuda en nada. ¿Cuándo la tristeza no es necesaria? Cuando alguien está mal y te sientes triste es necesaria la tristeza para que tú tengas la reacción de ayudarlo. Pero, la tristeza cuando alguien ha muerto, no sirve de mucho, porque ya no puedes resucitar al muerto, si caso, te servirá para ayudar a su familia. La tristeza cuando tu pareja te es infiel y se va a ser feliz con otra persona, yo creo que es una tristeza absurda e innecesaria. En este caso, ¿de qué sirve estar triste por esa persona cuando ella está feliz con otra?
¿Y cuál es el miedo innecesario? Por ejemplo, si estás presentando un examen y en ese instante sientes miedo, la verdad es que tú no puedes salir corriendo del aula como lo harías si vieras a un león feroz, así que, ese miedo, en vez de ayudarte, te va a perjudicar bloqueando tu mente para no responder bien el examen, así que al final lograrás lo que temes, reprobar.
Controla tus emociones conociendo sus causas
Entrando ya a lo que queremos, la manera más efectiva de controlar las emociones es cambiando la percepción de las cosas y situaciones. Tienes que cambiar el patrón de pensamiento que tienes ante ciertas circunstancias que te hacen sentir emociones negativas innecesarias. Una vez estábamos manejando bicicleta mi amigo el enojón, otro amigo, y yo. Hubo un momento en que el enojón quedó adelantado porque mi otro amigo me estaba platicando algo de su vida y manejábamos más lento. Minutos después, mi amigo el enojón frenó de golpe y se bajó de su bicicleta. Nosotros también frenamos y el enojón se le acercó a mi otro amigo y le dijo: “¿qué estás diciendo, seguro estás hablando mal de mí, verdad? ¿Por qué no me lo dices en la cara?” La realidad es que nadie estaba hablando mal de él, pero él en su percepción equivocada pensaba que mi otro lo hacía y se enojó. Para que puedas controlar tus emociones tienes que entender muy bien lo siguiente:
1.- Todas las emociones se generan en el cerebro, y por lo tanto, la configuración genética que traemos de nacimiento es un factor importante en la generación de ellas. Por eso en el caso de mis amigos uno era muy alegre y el otro era muy enojón. Simplemente ambos tenían un temperamento diferente que trajeron configurado desde su nacimiento. En este aspecto genético no podemos hacer mucho, pero el entender que las personas actúan muchas veces por su propia genética te ayudará a comprenderlos y a no tener emociones negativas ante su comportamiento, tal como lo hacíamos con nuestro amigo el enojón. Por ejemplo, si una persona te molesta por su forma de ser, no tienes por qué molestarte. La molestia solo te perjudica a ti. Lo que tienes que hacer es entender que él es así porque su temperamento lo hace ser así. Si te perjudica, simplemente evítalo, pero no generes emociones negativas que solamente te perjudican a ti.
2.- Todas las emociones se generan también según la interpretación que hagamos de la realidad. Esta interpretación depende en parte del proceso mental que hacemos cuando percibimos la realidad, y este proceso mental depende de las creencias que tengamos arraigadas en nuestra mente. Esto es muy bueno, porque quiere decir, que si tenemos un patrón de pensamiento que nos hace interpretar las cosas para generar emociones negativas, muy probablemente podamos modificar ese patrón mental para interpretar las cosas de manera diferente y no generar dichas emociones negativas. Por ejemplo: la mayoría de la gente cree que las personas pueden ofendernos con insultos. Esto es falso. Los insultos son palabras que NO pueden hacer daño, porque no tiene cuerpo, no queman, no cortan, no hacen nada. Los insultos no ofenden, son las personas que deciden ofenderse dándole poder a los insultos. Por ejemplo, en mi caso, puede pararse una persona frente a mí y decirme mil insultos, y yo interpretaré eso como un niñito que anda balbuceando frente a mí. Yo no me sentiría mal por eso, porque en mi percepción, esas palabras no tienen ninguna especia de poder, y yo, tengo la creencia arraiga de que los insultos mencionados son palabras absurdas impotentes. Otro ejemplo, cuando yo estudiaba y presentaba exámenes, jamás sentí miedo por uno, ni cuando pensaba que me podía ir mal, ni cuando no había estudiado lo suficiente. ¿Por qué no sentía miedo? Porque en mi percepción un examen era un simple papel, si lo reprobaba no me iba a morir. Era un simple examen escolar que no tenía ningún efecto sobre mi vida. No era un examen de VIH ni nada por estilo. No me causaba el más mínimo temor, porque para mí, reprobar no era algo que pusiera en peligro mi vida. Y al no sentir temor mi mente estaba más lúcida para aprobarlo. ¿Quiénes son los que tienen miedo? Los que le dan mucha importancia a ese papel y a la calificación reprobatoria. ¿Y quiénes son los que más reprueban? Los que tiene la mente bloqueada por el miedo.
Otra emoción que es importante eliminar es la envidia, pero, para eliminarla, hay que entender cuál es su más básica causa. La envidia surge básicamente cuando consideramos que somos inferiores a alguien por lo que es, por lo que tiene, o por lo que puede hacer. Por eso lo que primero que tendemos a hacer cuando sentimos envidia, es criticar al envidiado para “mermar” su superioridad con tales críticas. ¿Qué hay que hacer entonces para eliminarla? Pues cambiar el patrón de pensamiento. En mi caso, yo NO envidio a nadie, porque para mí, todos somos esencialmente iguales, aun cuando alguien tenga bienes o capacidades mejores que los míos. Yo tengo la creencia arraigada de que NO soy inferior a NADIE. Además, yo soy feliz con lo que tengo. Este patrón de pensamiento elimina la envidia. Es más, cuando alguien tiene algo mejor que lo que tengo, imagino que ese alguien es mi hermano y me siento feliz por su prosperidad.
Otra emoción muy común que la gente desea eliminar o controlar, es la ira. Cuando algo te moleste mucho, lo primero que tienes que entender es que por más que sientas ira en contra de una persona, situación o cosa, tu emoción no le hace daño a ninguno de ellos, el daño te lo haces a ti mismo. Así que, cuando te quede muy claro y estés convencido que sentir ira es una ridícula pérdida de tiempo, lo dejarás de sentir y serás más objetivo respecto a lo que te la causa. Algo que puedes hacer cuando la sientas, es respirar profundamente y contar hasta 10. Esto funciona porque toda emoción es pasajera, y mientras cuentas hasta 10 le das tiempo a tu cerebro de que vaya neutralizando tal emoción
Creo que con todo lo anterior ya podrás ser más capaz de controlar tus emociones
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
muchisimas gracias por la leccion de hoy, me quedo como anillo al dedo!…paso algo inusitado hace unos minutos, y el destino puso esta leccion, la puse por obra, comprendi, conte hasta diez y wawwwwwwww!!!he decidido no darle poder a nadie de afectarme de ninguna forma….mil gracias!!!!!!!!!
Me da mucho gusto que esta lección te haya venido en un momento oportuno Beatriz!. Gracias por tu comentario y sigue adelante!
Muchas gracias, es muy dificil para mi controlar mi ira, pero tus palabras me han ayudado mucho y me prometo a mi misma ponerlas en practica por mi bien.
Gracias
Sarely me da mucho gusto que mis palabras te hayan ayudado mucho, pero más gusto me da que prometas ponerlas en práctica. Ya verás que mejorarás. Saludos!
Mi querido Marcos, siempre tan oportuno!!!… muchas gracias!
De nada Gizella, gracias por tu comentario!