Algo muy importante en nuestra vida como seres emocionales es el perdón, pero también, además de importante, puede ser difícil para muchos. Perdonar es simple y sencillamente hacer de cuenta que no existe el daño que generó la persona a quien habría de perdonar. El perdón implica un proceso que antes tuvo que haber sucedido; sólo puede haber perdón cuando ya se dieron ciertas situaciones. El proceso básicamente es el siguiente, presta mucha atención porque de su análisis deduciremos cómo perdonar de una manera más fácil:
1.- Una persona, movida por circunstancias y situaciones conocidas o desconocidas actúa de alguna manera en tu contra
2.- Tú recibes ese acto desde una posición emocionalmente débil y le das poder para que entonces cumpla con su objetivo: hacerte daño
3.- Sientes un resentimiento, algo que te lastima por dentro, sientes un odio hacia esa persona debido a cómo percibiste y tomaste ese acto
4.- Guardas todo ese rencor en tu interior que te quemará mientras lo tengas allá sin ser liberado, y se quedará allá si no eres capaz de perdonar
Entonces, aquí viene la parte donde demuestras tu habilidad: o te quedas con ese acto grabado para siempre en tu memoria dándole el poder de seguirte afectando, o haces de cuenta que ese acto no sucedió, es decir, debilitas el daño, lo haces pequeño, y entonces lo expulsas perdonando al ofensor; simple y sencillamente ejecutas un “deshacer” ¿Alguna vez te ha pasado que estás tecleando en la computadora, por ejemplo en Word, y algo sale mal, y tú sólo pones el mouse en un ícono que dice “Deshacer”, y con un simple clic eliminas el error? Perdonar es como hacer clic en “Deshacer” para eliminar el daño emocional que has permitido que el ofensor genere en ti, y de esta manera, te deshaces del odio que te perjudica a ti más que a nadie.
Ahora, para hacer más fácil perdonar, hay dos puntos clave que son de gran ayuda:
1.- Minimizar el daño o mejor evitarlo. Mientras más grande sea el daño, más difícil es perdonar, y mientras más pequeño sea, más fácil es.
2.- La gran aliada de la capacidad de perdonar es la compasión, incluso, puede ser la lástima
Para entender y abundar más en estos dos puntos, analicemos el proceso anterior. La primera conclusión que podemos sacar es esta:
“el perdón sólo es necesario cuando existe un daño”
Es decir, cuando el ofensor te genera un daño es necesario perdonar, pero si no se genera un daño, no es necesario, porque entonces, ¿qué vas a perdonar? Si tu vecino destruyó tu coche, entonces será necesario perdonar, pero si él no le hizo nada a tu coche, entonces no hay nada que perdonar. Aclaro, nos estamos refiriendo al perdón emocional, es decir, perdonar al que dañó tu automóvil quiere decir que ya no le tendrás ese rencor u odio que le tuviste por el daño, sin embargo, eso no quiere decir necesariamente que él ya no pagará los daños de tu auto. Ya tú decides si cobrarle o no, pero lo importante de perdonarlo es que tú ya no tengas ese resentimiento u odio que te daña.
La siguiente conclusión que sacamos es: “siempre es mejor Evitar el daño que Perdonar”
Debido a que el daño es lo que genera el resentimiento, odio y rencor, si pudiéramos evitarlo entonces igual evitaríamos todas esas emociones negativas, y por lo tanto, ya no habría necesidad de perdonar. Por ejemplo, si tu vecino furioso se dirige para destruir tu auto, lo mejor sería que quites tu auto de allá para que no pueda dañarlo, y de esta manera, ya no lo dañará y luego entonces no lo odiarás a él. Pero, pasando esto al plano emocional, de igual manera es mejor no permitir que el ofensor logre nuestro daño emocional, que permitirlo y luego tener que perdonarlo. En este caso, sí tu vecino daña tu auto, pero tú logras evitar sentir el resentimiento y odio por él, entonces evitaste el daño emocional, y no será necesario, o en su caso, será más fácil el perdón. Pero, ¿cómo hacemos para evitar el daño? Siendo más fuertes emocionalmente, teniendo alto valor, alta autoestima, amándonos a nosotros mismos. Por ejemplo, viene alguien y me insulta delante de todos mis amigos, entonces yo digo “me insultó, me ofendió, me humilló”, en ese momento surge un resentimiento, un rencor, un odio y sed de venganza. Desde que eso suceda yo ya permití que sus palabras me dañen, entonces ya es necesario el perdón. Pero, ¿qué pasaría si yo reacciono de diferente manera? Estoy con mis amigos y el ofensor viene, empieza a decir muchos insultos y yo pienso: “quién sabe qué le pasa, creo que intenta hacerme sentir mal, intenta hacerme algún daño, pero sus palabras no me hacen ni cosquillas, dejemos que hable sólo hasta que se canse” Si yo reacciono así, seguiré en paz, no sentiré rencor, ni odio, si acaso sentiré lástima por él, en otras palabras, no permitiré que me haga daño, y al no permitirlo, no será necesario perdonarlo, o si acaso, me será muy fácil perdonarlo porque el daño sería insignificante.
Entonces, ya vimos que una manera de hacer más fácil el perdón a es minimizando el daño, porque mientras más grande sea, más nos cuesta perdonar. Y para que el daño no sea grande, hay que aprender a ser fuertes, no dependientes de la aprobación de otros, a ser líderes, a ser inmunes a las ofensas, etc.
Ahora pasamos al otro punto, dije que la gran aliada para perdonar es la compasión. Ahora entenderás por qué. Pero antes, te contaré una historia. Fulanito tenía un hijo que desgraciadamente nació enfermo, tenía síndrome de down, y estaba muy retrasado mentalmente. El niño apenas tenía 7 años pero era muy inquieto. Fulanito compró su automóvil nuevo, y pocos días después de haberlo comprado lo estacionó en la puerta de su casa, pero olvidó quitar las llaves. En un descuido el niño se subió al auto queriéndolo manejar. De repente, se escuchó un gran ruido, Fulanito salió corriendo y vio que su auto se había estrellado en un árbol frondoso, quedando destrozado todo el frente, pero eso no fue todo, si no que el niño golpeó la cabeza en el cristal delantero del coche y estaba desangrando. Lo que había pasado fue que el niño pisó el acelerador y arrancó el coche. Fulanito estaba furioso, bajó al niño del coche y comenzó a gritarle, insultarle, incluso lo quería golpear y decía: “qué has hecho, eres un torpe, esto no te lo voy a perdonar”
Después haber leído la historia pensarás que ese hombre está loco, que no tiene corazón, que es malo, etc. ¿Cómo puede ser posible que no perdone a ese niño, si está retrasado mentalmente? Si tú estás pensando eso, como yo y como la mayoría (si no es que todos), es porque en esta historia tenemos algo que es la mejor aliada del perdón: Compasión. Es decir, tenemos compasión de ese niño, sabemos que algo está mal en él, sabemos que su intención legítima no fue hacerle daño a su papá, sabemos que su acción estuvo fuera de su control. Y, debido a que tenemos la compasión de ese niño, debido que lo comprendemos, si nosotros estuviéramos en el lugar de Fulanito, lo hubiéramos perdonado inmediatamente.
Entonces, aplicando esto a la vida real, lo que tienes que hacer es tener compasión de tu agresor, compadécete de tu ofensor. Puede haber dos opciones:
1.- Tu ofensor te agrede con toda la intención, alevosía y ventaja.- Por ejemplo, un empleado tuyo te envidia, le molesta tu éxito y entonces decide rayar tu automóvil
2.- Tu ofensor te agrede sin tener la intención legítima de hacerlo.- Por ejemplo, un empleado tuyo te roba una gran cantidad de dinero porque su hijo se estaba muriendo y en su desesperación no le quedó más remedio que robarte
Como sea que sea, en cualquiera de los dos casos, esas personas están mal, algo anda mal en sus vidas y en sus personalidades. Si tú aprendes a verlos con compasión te será más fácil perdonarlos. Aun cuando una persona te haga daño con toda la intención, algo está mal en él, tal vez necesita ayuda psicológica, tal vez es envidioso, es inseguro, etc. Compadécete de él, aunque esto no quiere decir que vas a permitirle que te haga daño, si no que no vas a permitir que surja en ti el rencor y odio, tampoco quiere decir que no tiene que pagar las consecuencias legales o la que la vida misma le cobre, si no que tú no debes sentir ese resentimiento, no dejes que desequilibre tu estado emocional, ten compasión de todos los que te hacen daño, y sobre todo, recuerda, sé fuerte.
Entonces, recuerda, para facilitar la capacidad de perdonar hay que ser fuertes, de alto valor, con alta autoestima para ser pocos vulnerables al daño emocional, y ya cuando sea necesario el perdón, hay que tratar de comprender profundamente al agresor, encontrar su verdadero móvil de su intención maliciosa y compadecerte, recuerda que no hay un solo ser humano perfecto, pero sobre todo, recuerda que el resentimiento, el odio y rencor, al que dañan es a ti mismo.
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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