¿Alguna vez has pensado lo siguiente?:
- Lo que quiero hacer no lo hago, y lo que no quiero hacer eso hago
- Sé que no debo comer mucho porque estoy pasado de peso, sin embargo, termino comiendo demasiado
- Soy diabético y sé muy bien que no debo comer cosas dulces, pero las como
- Quiero hacer ejercicio, pero no lo hago
- Quiero tener un buen trabajo pero no quiero encontrarlo
¿O te ha pasado, que sabías lo que debías hacer, pero terminaste haciendo lo contrario?
Alguna vez has pensado: “qué bruto soy, cómo pude cometer ese error si sabía que no debía hacerlo” ¿Alguna vez te has sentido culpable por haber hecho lo que sabías que no debías hacer, o por no haber hecho lo que sabías que sí debías hacer?
Una vez una persona llamada Pablo dijo: “Porque no hago el bien que quiero; mas el mal que no quiero, éste hago” Romanos 7:18
Tal parece que los conflictos no sólo suceden en el ámbito espiritual (ley de la carne Vs ley del espíritu), si no también en el ámbito racional-emocional. Simple, si tenemos la parte consciente y la parte subconsciente, entonces existe posibilidad de conflicto. Imagina cómo sería si tu país tuviera dos presidentes con el mismo poder, y que uno quiere hacer una cosa y el otro lo contrario, sería un caos. No pueden mandar dos y hacerse lo que ambos desean, uno tiene que someterse al otro, y esto es una ley en todos los ámbitos donde surge un conflicto.
Los seres humanos somos un sistema complejo formado por varias partes, y en cuestión del cerebro y la mente, siempre puede haber una parte que genera “conflicto de opiniones”, pero sólo uno puede gobernar, y los demás tendrán que someterse. En el caso de razón contra emoción, la razón siempre tiene que someterse, aunque parezca lo contrario, porque no hacemos lo que razonamos, si no lo que sentimos, y cuando hacemos lo que razonamos, es porque lo que razonamos está de acuerdo a lo que sentimos. Así, por ejemplo, si un amigo tuyo está enfermo, racionalmente tal vez trates de ocultar que tienes dinero para que no te pida prestado, pero si te pide, aunque no quieres se lo das, porque tus sentimientos son más fuertes que tus pensamientos egoístas. Así, tal vez le des el dinero para evitar sentirte mal al no ayudarlo, pero al fin y al cabo, no hiciste lo que pensaste, si no lo que sentiste.
Desafortunadamente, al ser en cierta manera duales (consciente-subconsciente, razón-emoción), hay ocasiones en las que ese conflicto atenta contra nosotros mismos, y nos autosaboteamos, nos autodestruimos, o nos convertimos en nuestro propio enemigo. Así, tal vez trates mal a tu novia o esposa, y al tratarla mal, destruyes tu relación, y al destruirla, atentas contra ti mismo. ¿Cuántas veces has estado muy enojado y hecho cosas de las cuales luego te arrepientes? Una vez un amigo estaba muy enojado, y era tanta su furia que tomó su teléfono móvil (celular) y lo aporreo hasta hacerse pedazos, luego, casi llora por tal pérdida. Esto es autodestrucción, actuar en contra de uno mismo.
Este autosabotaje, autodestrucción, o autoenemistad hace que durante tu camino hacia cierto éxito, en el último paso eches a perder todo, para terminar frustrando lo que al principio querías lograr, o lo que creías que querías lograr. Puede ser que te guste una persona, sales con ella, sientes que le gustas, que eres correspondido, pero muy en el fondo de ti hay un pequeño deseo contrario que no quiere que ese cortejo culmine (tal vez miedo al compromiso), y al final, haces algo y todo se viene para abajo, y por lo tanto, terminan distanciados.
Pero, ¿a qué se debe estos conflictos internos que nos llevan a autosabotearnos? En resumen, y en pocas palabras, se debe a que:
1.- Somos seres “plurales”, por lo general duales, es decir, no estamos formados por un único sistema. Somos como un país formado por mucha gente con voluntad propia. Nosotros, como persona, estamos constituidos por más de un sistema con dirección propia. Mente consciente-mente subconsciente; Razón-emoción; Cuerpo-espíritu; Ley de la carne-ley del espíritu (en el ámbito espiritual)
2.- Nosotros no hacemos siempre lo que queremos hacer, porque existen fuerzas externas que siempre andan forzando nuestra dirección hacia donde no queremos ir, aún cuando creamos que sí lo queremos. Por ejemplo, la opinión de los demás, la publicidad, la música, los mensajes que vienen de todos los medios y entran a nuestra mente. Este factor ejerce más influencia cuando tenemos baja autoestima, poco criterio, bajo valor, baja convicción de lo que creemos
3.- Porque todo lo que vivimos en la vida, desde que estamos en el vientre de nuestra madre, deja secuelas marcadas en nuestra mente, queramos o no queramos, sobre todo, en la infancia que es cuando a veces se generan traumas que influyen en gran manera en nuestra vida adulta
¿Cómo se soluciona esto? Un conflicto entre dos partes se soluciona llegando a un acuerdo, y para llegar a un acuerdo, hay que conocer los argumentos que cada uno tiene, y de allá, llegar a un acuerdo. En nuestro caso, tendríamos que conocer los “argumentos” que tiene cada parte del conflicto.
Si tú tienes un automóvil y sueltas el volante, y al hacerlo notas que tu auto se va más hacia la derecha o hacia la izquierda, es porque hay un conflicto de direcciones, y esto se debe a que las llantas delanteras no están alineadas, no están derechas, por eso cada una quiere seguir su propia dirección, y gana la que más desviada esté, así, si la llanta derecha está más virada que la izquierda, tu auto se moverá hacia la derecha cuando sueltas el volante. ¿Qué tienes que hacer? Llevar tu auto a que le hagan un servicio de alineación y balanceo de llantas, es decir, tienen que alinearlas para que lleguen a un acuerdo y sigan en la misma dirección. De la misma manera cuando tenemos conflictos tenemos que alinearnos. Esto suena fácil pero en la realidad no lo es.
Por ejemplo, en el caso anterior, cuando tú tienes un amigo enfermo, pero tú no quieres que sepa que tienes dinero porque sabes que él lo necesita y eres el único que lo puede ayudar, y entonces lo ocultas, lo ocultas porque sabes que si te lo pide no podrás negárselo, porque si se lo niegas, te sentirás mal por no ayudarlo, y tú no quieres sentirte mal, entonces, es mejor que él no lo sepa, así no te pide, no se lo das, pero tampoco se lo niegas, y todo esto sucede porque existe un conflicto entre lo que piensas y lo que sientes. ¿Cómo se resuelve esto? Tienes que alinearte, porque tu sistema racional toma una dirección, y tu sistema emocional otra, como las llantas delanteras de tu coche. ¿Cómo te alineas? En este caso, si tú abrazas la creencia “ama a tu prójimo como a ti mismo”, entonces tu sistema racional quedará alineado con tu sistema emocional, entonces, ya no vas a querer ocultar que tienes dinero, por lo contrario, querrás ofrecérselo, cuando esto pasa, tu sistema racional ya está alineado con tu sistema emocional, y así el conflicto desaparece.
Para no hacer más largo esto, la manera más fácil de alinearte es con conocimiento y sabiduría
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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