Hace como un ahora, tenía en brazos a una sobrina que apenas tiene 3 meses de nacida. Y la abracé porque la habían acostado para dormir, pero no quería. Se puso a llorar, movía los brazos y las piernas como si quisiera salir de donde estaba. La tome en mis brazos y la abracé. Cuando hice eso, ella se puso contenta, dejó de llorar. Mientras la tenía cargada sosteniéndola en el aire, viéndola de frente, ella se dio cuenta de un dibujo que había en la playera que tenía puesta y quiso agarrarlo. Comencé a analizar la situación y pensé en su zona de interactividad. Ella tenía una zona muy pequeña. Normalmente, el territorio donde ella se mueve es su cuna, o los brazos de su mamá o su abuela. Ella no puede caminar, y por lo mismo, su zona de interactividad es demasiada pequeña.
La zona de interactividad
Pensé en mi otro sobrino, uno que tiene 3 años, el cual ya camina, y obviamente su zona de interactividad es mucho mayor. Él ya conoce toda su casa, también conoce la casa de mi mamá, porque ella a veces lo cuida y él ya conoce ese territorio. En una ocasión, llegó una persona conocida por mis papás, pero desconocida por mi sobrino. Aquella persona lo llamó por su nombre y le extendió los brazos, pero mi sobrino se asustó, y cuando lo llamaban para ser abrazado, él decía que no y se alejaba asustado. Él estaba ante una persona desconocida. Hace unos meses, como mi hermanita comenzó a trabajar, lo inscribió a una escuela para niños de su edad, y ya se me imaginan lo que sucedió el primer día que lo llevaron. Lloró, no quería quedarse, porque él estaba en una zona que no dominaba, en una zona que no era parte de su zona de interactividad, en un terreno desconocido por él. Pero, conforme pasaron los días, él se fue acostumbrado, hasta que logró hacer amigos. Y hace dos días, mi hermanita me platicaba que ahora hasta pide ir a la escuela los sábados, pero ella le explica que no hay clases, que tiene que esperar el lunes.
Por otra parte, después haber analizado las zonas de interactividad de mis sobrinos, me acuerdo cómo fue mi zona de niño, y cómo esa zona de interactividad se fue expandiendo conforme fui creciendo. Cuando yo ya era un niño, casi adolescente, tenía una bicicleta y salía con varios amigos. Nos gustaba ir a pasear todas las noches. No nos importaba pedalear, nos gustaba andar por las calles. Cuando yo comencé a andar en bicicleta, conocí nuevas zonas que no conocía cuando solamente caminaba. Mi zona de interactividad se fue expandiendo. Cuando crecí más, tuve el deseo de aprender a conducir el coche de mi papá. Yo le pedía que me enseñara, y él me decía que cuando yo creciera un poco más. Un día, estaba pensando en cómo sería manejar coche, y me vino a la mente la siguiente pregunta: ¿dónde voy a ir con el coche si solamente sé andar cuando mucho a un kilómetro a la redonda de mi casa? Este era un problema, no serviría mucho conducir si no sabía ir a lugares lejanos. Me preguntaba cómo aprendería.
¿Qué es la zona de comodidad o de confort?
Después de haber visto los ejemplos anteriores, y de haber observado cómo cada persona tiene una zona territorial y física de interactividad, que se va expandiendo conforme va creciendo, también podemos darnos cuenta que las personas tienen una zona mental de interacción. No es tanto una zona limitante territorial, sino una zona limitante mental, llamada zona de confort o zona de comodidad.
En el caso de la zona territorial, es fácil darse cuenta que hay mucho por andar, basta con que levantes la mirada y observes en el horizonte las distancias de ciudad y tierra que hay. En cambio, mentalmente, es difícil ver más allá de tu zona de confort, porque lo que hay más allá de lo que tú estás acostumbrado, no es visible. Además, por naturaleza, todos estamos programados para querer pisar nuevos territorios, pero mentalmente, nos implantan creencias para permanecer en un nivel de pensamiento o de actitudes, sin desear experimentar más allá. Muchas personas no tienen sueños porque están acostumbrados a lo que ya es normal y común para ellos, otros tienen sueños, pero se los “matan” por personas pesimistas y de mente cerrada que les dicen que nunca lo logarán; sin embargo, afortunadamente también hay gente que confía en sí misma para poder alcanzar sus sueños, viendo más allá de lo que otros ven.
La zona de comodidad, o la zona de confort, es una zona de nuestra vida en donde se encuentran todas las actividades, cosas, pensamientos y personas que estamos acostumbrados a hacer, las cuales ya vemos como normal y ya no nos cuesta trabajo hacerlas. Por ejemplo, en tu zona de comodidad está lavarte los dientes, bañarte, ver televisión, llevar contigo tu teléfono celular, usar la computadora, ver a tu familia, ver a tus amigos, etc. Pero, en tu zona de comodidad o de confort también podría estar: emborracharte todos los sábados, fumar, comer en exceso, aguantar a tu jefe, trabajar en un lugar que no te gusta, conformarte con el sueldo que te pagan, sentirte seguro con un empleo cuando en cualquier momento lo puedes perder, etc.
El problema es que el mundo avanza y no debes estar quieto
El problema de permanecer en tu zona de comodidad o de confort, es que el mundo no está quieto, avanza, y si tú te quedas estancado en esa zona, equivale a retroceder. Si tú caminas con otra persona, y tú te quedas quieto, pero ella sigue caminando, te quedarás atrás; no será necesario que camines hacia atrás, será suficiente que te quedes quieto para haberte atrasado. Así, en un mundo cambiante, si tú no sales de tu zona de comodidad, prácticamente retrocedes. Así como conforme vamos creciendo y vamos expandiendo nuestra zona territorial física, así también debemos expandir nuestra zona de confort. Si quieres mejorar, tienes que avanzar. No puedes estar quieto y mañana ser mejor que hoy. Si no te mueves, nada mejora. Así que, si tú permaneces haciendo siempre lo mismo, con las mismas personas, con los mismos pensamientos, en los mismos lugares, tú seguirás siendo el mismo, seguirás igual, no serás mejor. Por eso, para mejorar, hay que expandir siempre nuestra zona para abarcar más y obtener una mejor vida. Por ejemplo, si un niño se queda siempre en su zona de interacción territorial, que básicamente es su casa y su escuela, cuando sea un adulto seguirá moviéndose en la misma zona. Solo conocerá su casa y su escuela, no será capaz de encontrar un trabajo o de poner un negocio, no será capaz de formar una familia, no será capaz de conseguir una casa o un auto. Así como él tiene que expandir su territorio físico, todos tenemos que expandir nuestro territorio de acción. Pero, otro problema por el cual la gente no sale de su zona de comodidad o confort, es precisamente porque están cómodos en esa zona y no quieren hacer nada más que les requiera esfuerzo. Por ejemplo, puede ser muy cómodo comer y dormir, pero no hacer ejercicio. Entonces, las personas prefieren mantenerse en su zona de comodidad que hacer ejercicio para mejorar físicamente y en salud.
Cómo salir de la zona de comodidad o zona de confort
Para que tú mejores, para que tú avances, te desarrolles y crezcas, tienes que hacer más de lo que haces, o cosas nuevas. Tienes que dejar a un lado tu comodidad y comenzar a hacer cosas que requieren esfuerzo, pero que te mejorarán, y que se convertirán en hábitos, de tal manera, que luego ya te será normal hacerlas. Pongamos nuevamente el ejemplo del ejercicio. Una persona que no lo hace, está en su zona de comodidad o confort, y no lo hace porque hacerlo es cansado y le requiere esfuerzo. Para que salga de su zona tiene que comenzar a hacer ejercicio, sólo así podrá tener un mejor cuerpo y mejor salud, e irse acostumbrando a hacerlo para que no le cueste tanto. Otro ejemplo, es que las personas se sienten cómodas en su empleo actual, no quieren conseguir algo mejor, y mucho menos quieren ponerse a pensar, a idear y encontrar la manera de hacer un negocio o algo que les aporte más dinero. Ellos se sienten cómodos con su sueldo, no quieren expandir su zona financiera porque les cuesta trabajo, así que siguen permaneciendo en su zona de comodidad. Y si hablamos de las relaciones amorosas, hay personas que tienen una pareja que las trata mal, pero prefieren estar allí en su zona cómoda, porque ya están acostumbradas al maltrato, que tomar la decisión de separarse de aquella persona y arriesgarse a encontrar a alguien mejor.
Por qué la gente no sale de su zona de comodidad o zona de confort
La mayoría de las personas no salen de su zona de comodidad o de confort por dos cosas:
1.- Por comodidad. Como expliqué antes, este es el principal motivo, porque son flojos para hacer cosas nuevas que requieren esfuerzo, pero que mejorarán sus vidas. Prefieren estar conformes con lo que hacen en vez de encontrar nuevas formas para mejorar su calidad de vida
2.- Por miedo. Muchos no salen de su zona, ni intentan hacer nuevas cosas para mejorar, porque tienen miedo de no lograr lo nuevo que desean, o de perder lo que ya han logrado. Por ejemplo, muchos no quieren hacer un negocio porque les da miedo que les vaya mal y los critiquen, otros no quieren dejar a su pareja que las maltrata porque tienen miedo a quedarse solos, etc.
Y ya para concluir, hay que pensar constantemente en cómo podemos ser mejores, idear nuevas formas para prosperar y para desarrollarnos mejor como personas. Hay que pensar, no solo observar, hay que idear, entrar en acción, no sólo ver cómo los otros mejoran. Hay que arriesgarnos un poco más y perder el miedo a ciertas cosas.
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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