Algunos se arrepienten de haberse casado muy jóvenes; otros, de nunca haberlo hecho. Y algunos más, quieren casarse pero no hay con quién
Una de las decisiones más importantes en la vida es el matrimonio. Decidir con quién quieres tener hijos y pasar el resto de tu vida. Al menos, cuando te casas eso quieres, tener hijos y pasar el resto de tu vida con esa persona. Sin embargo, no siempre lo que sentimos y pensamos hoy, será lo mismo que sentiremos y pensaremos mañana.
Algunos, conforme pasa el tiempo se dan cuenta que se casaron muy jóvenes, que les faltó vivir, que escogieron mal el tiempo y se arrepienten. Suele suele suceder que el enamoramiento estorba tu capacidad de decidir correctamente y te apresuras pensando que serás feliz renunciando a tu soltería, para luego darte cuenta que aún no era el tiempo.
Otros se van al extremo y por algún momento sienten que su juventud se alarga y tratan de aplazar el matrimonio, aún cuando tienen pretendientes o prospectos. Piensan disfrutar más la soltería, pero cuando reaccionan ya es demasiado tarde. Otros simplemente no quieren casarse, pero cuando ven la vejez venir, se arrepienten de no haberlo hecho.
Y también están los tristes, porque desean casarse, tener hijos y formar una familia, pero no tienen con quién. Aún cuando tienen belleza o son muy aptas para ser elegidas, resulta que no hay coincidencia con otra persona para formar el matrimonio. Así es la vida, uno quieren y pueden, y otros no.
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
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