Cuando la muerte parece estar cerca, muchos sienten miedo. Hace unos días el papá de un amigo y vecino, murió repentinamente por problemas en sus riñones, debido, aparentemente a la diabetes que sufría. Ese señor vivía a la vuelta de mi casa. Aproximadamente 15 días después, el papá de otro amigo que vive muy cerca de mi casa, igual falleció. Pero este último, de manera sorprendente, porque era un señor que no tenía ninguna enfermedad, se veía fuerte y sano. No parecía que vaya a morir pronto, pero de un día para otro un cáncer que no había sido detectado se hizo presente de una manera brutal, y en menos de una semana lo mató, antes dejándolo muy flaco. Fue algo increíble, ya que nadie pensó que él muriera de esa forma y tan repentinamente.
Dos muertes seguidas por mi rumbo, y en seguida la gente comienza a reflexionar sobre la vida y la muerte, pero sobre todo, en la vida del más allá. Pero esto no para aquí. Días después, otro señor conocido por el rumbo igual murió.
Un mecánico que vivía en frente de mi casa vino a hacer una reparación de mi auto, y me comentaba que la muerte ya se ha llevado a varias personas de por acá, ya que también, antes de todas estas muertes de las cuales les hablo, sucedieron otras más, pero en tiempos distantes. El mecánico me decía que la gente de este rumbo anda muriendo y que ya hasta miedo le da pasar por aquí.
Por si fuera poco, hoy nos enteramos en mi casa, que una señora que vivió muchos años en la contra esquina de donde yo vivo, acababa de fallecer. Tal parece que la gente ya está muriendo más joven y que por este rumbo las muertes no cesan. Pero, me pongo a pensar, y analizando bien la situación, todas esas personas que acaban de morir ya sobrepasaban la edad promedio que vive un ser humano, así que, no es tan extraño como parece, pues todos a esa edad tenemos más posibilidades de fallecer. Esto de manera racional, pero de manera emocional, más de una persona se ha puesto a “temblar” por la cercanía de los fallecimientos, sobre todo, las personas que padecen alguna enfermedad como diabetes.
Dos días atrás, veía videos en YouTube y me topé con uno titulado “accidentes automovilísticos”, video donde se mostraban escenas fuertes de autos chocados totalmente destruidos, motocicletas, camiones, y personas muertas en la carretera que mueren en cuestión de segundos en esos mortales e impactantes accidentes, y todo esto nos hace pensar como somos tan indefensos y frágiles, que en cualquier momento podemos dejar este mundo.
Ahora, la pregunta es, ¿por qué la gente le tiene miedo a morir? Primero habría que diferenciar dos cosas. Miedo a morir, y miedo al sufrimiento que se experimenta antes de morir. Yo creo que más que el miedo a la muerte, la gente le teme al sufrimiento que se experimenta antes de morir. Porque, imagina que tú tuvieras un interruptor y Dios te diga: ya es hora de que te lleve; y tú sepas que no duele ni nada por estilo, pues simplemente te apaga el interruptor. ¿Aun así tendrías miedo? Si la muerte fuera tan sencilla como apagar una televisión, muchos no le temerían. Pero, si ves que muchos mueren de cáncer sufriendo dolor, otros de diabetes sufriendo ceguera o amputaciones, obviamente sentirás el miedo circular en tu sangre, pero no por la muerte en sí, si no por el sufrimiento que esto implica.
¿Quién tendrá más miedo a la muerte y al sufrimiento, los seres humanos o los animales? Yo creo que los seres humanos porque los animales no saben qué es morir, sólo saben que tienen que sobrevivir. Entonces, la intensidad del miedo que experimentamos ante la muerte se debe en gran parte al concepto que tenemos de muerte y a todo lo que nos han enseñado desde niños. La muerte es una etapa natural de la vida que deberíamos aceptar como algo normal y natural, y cuando alguien fallece, simple y sencillamente cierra su ciclo en esta vida, no hay que deprimirnos ni atormentarnos, es algo natural.
No tengamos miedo de morir, tengamos aceptación, y comprendamos que es parte de la vida misma, una etapa normal en el proceso de la vida. Y para los creyentes en una vida mejor después de la muerte, morir es volver a vivir en una vida mejor, así que, cuando la muerte se acerca, es como que se acercara el inicio de una mejor vida en el más allá. Y cuando un ser querido ha muerto, no ha muerto, si no que ha pasado a una vida mejor, cosa que nos debería alegrar en vez de entristecer.
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
Hola Marcos,
Qué buen artículo.
Has escrito mucho acerca de cómo superar un desamor y cómo blindarnos antes de que éste se presente.
Justo pensaba en escribirte para preguntarte cómo se podría superar la pérdida de un ser querido y cómo podríamos blindarnos para no quedar destrozados emocionalmente de llegar a presentarse tal eventualidad.
En este sentido, en los últimos dos párrafos das una explicación muy clara de cómo deberíamos abordar el tema de la muerte, sin entristecernos y mucho menos caer en depresión.
¡Un abrazo!
Muy buen artículo. Personalmente pienso que se teme a la muerte y no al dolor del pasaje de un estado al otro, sea que lo denominemos vida a muerte o de una vida terrena a una espiritual, dónde sólo se produce la corrupción de la carne, pero permanece el alma que es incorruptible.
Conozco gente que ha perdido el miedo a la muerte, luego de haberse fortalecido en su Fe. Éstas personas dejan de temer porque han aprendido a desapegarse de todo lo que las rodeaba, sean cosa materiales y personas con las que tal vez experimentó una dependencia muy fuerte.
El miedo es a “dejarlo todo” y también al pensar que después se “termina todo”; ¡Qué triste pensar así!!SE TERMINA TODO, una vida tan corta, tal vez se vivan 80 años, pero quién los transitó los ve “escasos” y pensar que nada seremos, que todo terminó en nosotros genera un sentimiento de tristeza y vacío inmenso.
La fe nos enseña que ésta vida es sólo un pasaje, un camino a la vida verdadera; a la vida que Cristo con su resurrección nos prometido a nosotros también. Si tenemos una fe sólida y sustentada en Cristo Jesús, habremos perdido el miedo a la muerte. Yo, lo experimenté y experimento así; lógico es que antes de hacer éste razonamiento eliminando el miedo a la muerte, hay que tener un verdadero encuentro con el Señor. De lo contrario estamos refieriéndonos a cosas abstractas, lejanas; y Jesús es vida, es Resurrección, y nosotros estamos invitados a disfrutar de ese regalo que Él nos dejó.
Bueno, es algo en lo que he estado pensando últimamente, dos de mis compañeros murieron repentinamente, uno el viernes pasado de un infarto y el otro ayer por un aneurisma, ambos jóvenes y saludables, de esas personas que nunca tienen nisiquiera un resfriado, pero no han sido los únicos, mi amiga perdió a dos de sus mejores amigos, muy jóvenes por causas igual de repentinas, nadie pudo haberlo adivinado, dejaron este mundo en lo que dura un suspiro, todos tenían planes a futuro pues eran personas activas que en lo que menos pensaban era en acabar sus días tan pronto, ahora ya no están y los extrañamos… Mi reflexión consiste en lo frágil que es la vida y que igual en cualquier momento me pueden faltar los miembros de mi familia, mis compañeros o mis amigos, y porsupuesto, yo, ya que todos cumplimos con el único requisito necesario para morir… estamos vivos.
La gente teme a la muerte sencillamente por apego, por que no quiere abandonar esta vida, a su familia, sus posesiones, lo que ha hecho, quieren algo perdurable en el tiempo, por eso se pone a fantasear con una continuidad, es sencillamente ego, al no aceptar que todo continuará sin uno, entonces se corre el riesgo de inventarse otras vidas, la reencarnación, que tus seres queridos y tus posesiones te esperan en otro plano y demás tonterías. Uno no acepta la vida como un único ente inmortal, tiende a individualizar ese sentimiento y por eso teme perder todo lo construido, no llevárselo para si y no quiere dejarlo atrás para otros. La muerte no se elige (aún), llega y te dice: Se acabó, te lo quito todo, no le importa lo que quieras creer para reconfortarte, sencillamente viene y te desconecta, como el interruptor al que haces referencia.
Por otro lado, cada uno es libre de fantasear e imaginarse todas las ideas que quiera acerca de la muerte, propia o ajena, pero no tiene ningún derecho a imponer a los demás sus ideas, y mucho menos transmitirlas a generaciones posteriores que vivirán condicionadas por los delirios de individuos débiles, especialmente a los niños, impresionables e indefensos que son adoctrinados sin elección, es, sin ninguna duda, una manera de violar sus mentes que debería estar más que prohibida y perseguida, una vez uno sea adulto y formado, que elija lo que crea conveniente.