Una vez una persona dijo: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Rom. 7:19). ¿Ya te diste cuenta que también a ti te sucede esto? ¿Ya te diste cuenta que a veces no haces lo que sí quieres hacer, y que a veces sí haces lo que no quieres hacer? Por ejemplo: no quieres comer aquel postre porque has comido mucho y deseas bajar unos kilos, pero, a pesar de que no quieres comerlo, terminas haciéndolo. En este caso hiciste lo que no querías hacer. También podría ser que quieres ir al gimnasio, pero por la flojera no vas. En este caso, no hiciste lo que sí querías hacer. Quieres leer un buen libro para aprender más, pero terminas viendo una telenovela. En este caso, no hiciste lo que querías. No quieres beber alcohol porque ya te diste cuenta que te está perjudicando, pero luego terminas bebiéndolo. En este caso, hiciste lo que no querías hacer. Y así como éstos, podemos encontrar infinidad de ejemplos. ¿Por qué sucede esto?
La ley primaria del éxito antiguo
Hay una ley primaria que traemos desde nuestra existencia, y esta ley nos servía para sobrevivir como ahora le sirve a los animales. Sin embargo, debido a todo lo que hemos evolucionado, debido a todos los avances sociales y tecnológicos, esta ley ya no parece ser tan efectiva como lo era antes. Debido a que la tenemos en nuestro cerebro desde que nacemos, como parte de nuestra programación, no la podemos eliminar. Es parte de nuestra naturaleza, y a pesar de que no funciona siempre de manera efectiva, sigue siego importante para nuestra sobrevivencia y desarrollo. Esta ley es: “Buscar el placer y evitar el sufrimiento”
Los animales funcionan básicamente así, ellos sólo buscan lo que les genera placer y evitan lo que les genera sufrimiento. Ellos no saben qué es lo bueno, ni qué es lo malo, ni conocen qué es un delito, ni saben qué es el sobrepeso. No saben que es trabajar, no saben qué es la diversión ni cosas por el estilo. Parece que ellos sólo buscan el placer de comer, dormir y aparearse, y evitan toda situación que para ellos pueda ser peligrosa. Esta ley hace que ellos sobrevivan y mantengan su raza a través de los años, esta ley evita que se extingan. De la misma manera, hace miles de años esta ley nos sirvió de manera similar. Antes, los seres humanos tenían que cazar para comer, tenían que perseguir a los animales para poder alimentarse y sobrevivir. Tenían que tomarse la molestia de bajar los frutos de los árboles y pescar para variar su alimentación. Esta misma ley operaba efectivamente en nosotros cuando no había supermercados para comprar comida, cuando no había coches para transportarnos, cuando no existía el dinero. Cada ser humano tenía que buscar su propia comida, cada ser humano tenía que evitar los peligros, cada ser humano tenía que buscar su placer y evitar su dolor. Antes, el hombre exitoso era el que tenía buenas cazas, buenas pescas y traía buenos frutos para comer bien.
No basta hacer solo lo placentero para alcanzar el éxito
Podemos decir que esa ley regía a todos, tanto animales como seres humanos, pero, la gran diferencia entre unos y otros, es la gran capacidad de la mente humana. Podemos decir, que además de esa ley, al ser humano lo rige otra: “Hacer lo bueno y evitar lo malo”
Así, si tú sabes que comer de más es malo para tu salud, deberías evitarlo. Si sabes que hacer ejercicio es bueno, deberías hacerlo. Pero, la ley de hacer lo bueno y evitar lo malo no siempre se pone de acuerdo con la ley de buscar el placer y evitar el sufrimiento. Cuando estas dos leyes se ponen de acuerdo, todo está perfecto, pero cuando se oponen, muchas veces gana la ley del placer, y esto, nos perjudica.
Realmente todo el desarrollo tecnológico y toda la evolución que hemos tenido nos ha traído muchas cosas buenas, pero también nos ha traído muchas cosas malas. Recuerda que todo avanza de manera proporcional. En la evolución de la humanidad, se encuentran nuevas soluciones, pero también se crean nuevos problemas. Por ejemplo, antes, para comer los hombres tenían que cazar, esto hacía que constantemente hagan ejercicio, que se mantengan en forma, que mantengan los músculos en buenas condiciones. Ahora, como todo es tan fácil, basta con que te subas a tu auto y vayas a comprar comida chatarra que perjudica tu salud. Y además de que no comemos saludablemente, ya no hacemos ejercicio. ¿Por qué crees que ahora hay tanta obesidad, diabetes y problemas de colesterol? Pues porque ya no hacemos ejercicio y ya no comemos bien. ¿Pero a qué hora hará ejercicio una persona, que para comer, necesita trabajar 8 horas en un empleo que lo más probable es que no le guste? Sale de trabajar y se siente cansado, esto evita que quiera hacer ejercicio. Antes predominaba la ley del más fuerte, ahora predomina la ley del más hábil financieramente. Antes, la ley del placer le hacía bien a los hombres, porque esa ley hacía que corran, cazen y coman, consiguiendo el gran placer de comer. Y como consecuencia, esa misma ley hacía que los hombres hicieran ejercicio y se mantuvieran saludables.
Ahora, esa ley no es tan beneficiosa como antes, porque ahora, esa misma ley hace que te subas a tu auto y compres la comida más deliciosa, simplemente porque comerla te da placer, sin importar si es saludable o no. Y esa misma ley, para evitar el “sufrimiento” de caminar, hace que te subas a tu auto y vayas a comprar con aire acondicionado y escuchando música, porque todo eso te da placer. La misma ley opera cumpliendo su misión, pero perjudicándonos.
Antes, los humanos comían frutas, verduras, peces y la carne de todo animal comestible que estaba a su alcance. No tomaban refrescos con mucha azúcar, no comían postres en exceso, no bebían alcohol ni causaban accidentes automovilísticos, no se la pasaban horas en Facebook sin hacer nada productivo, ellos siempre estaban en constante movimiento, haciendo que sus cuerpos quemen grasa y que se mantengan saludables. Pero no es que la ley esté operando mal, sino que las cosas han cambiado y la ley no sabe distinguir entre lo bueno y lo malo para nosotros. A estas alturas, no basta con seguir la ley del placer, tenemos que analizar si lo que hacemos nos causa un bien o nos causa un mal. Si te emborrachas porque el alcohol te da placer, no sólo tienes que pensar en el placer, tienes que pensar si eso te hace bien o te hace mal. Si ahora comes en exceso porque te da mucho placer tanta comida, no sólo tienes que dejarte llevar por el placer, sino que tienes que pensar si todo lo que comes es bueno o malo para ti, si ahora vas a buscar a tus hijos en coche, cuando estudian a unas cuantas esquinas de tu casa, no solo tienes que pensar en “el sufrimiento” de caminar al ir por ellos, si no que tienes que pensar si caminar en vez de ir en coche te hace bien o te hace mal.
El placer se puede convertir en nuestro enemigo
Esta ley que nos rige, de buscar el placer y evitar el sufrimiento, era nuestra gran aliada, nuestra gran amiga que nos ayudaba a mantenernos saludables y en buenas condiciones, pero, ahora, cuando esta ley no se pone de acuerdo con la otra, la de buscar el bien y evitar el mal, puede convertirse en nuestra enemiga. Y así como en los simples ejemplos que hemos visto, esta misma ley se hace enemiga de nuestro éxito en otras áreas, esa misma ley que años atrás nos beneficiaba, ahora puede impedir que prosperemos financieramente, puede evitar que tengamos buena salud, que tengamos una buena relación con la familia, etc.
Prefiere lo bueno sobre el placer, y el sufrimiento sobre lo malo
Y no he dicho todo lo anterior para que te estés lamentando de la situación actual, ni mi intención ha sido que te quieras convertir en cavernícola, ni que tengas deseos de ir a cazar mamuts para hacer ejercicio. Aquí la intención no ha sido pesimista, sino que simplemente quería hacerte ver la operatividad de las dos leyes para que aprendas a usarlas a tu favor. Recuerda que la satisfacción actual general con la vida, es similar a como lo era miles de años atrás. Ten en cuenta que todo está en la percepción, y que se puede ser feliz sin importar si tenemos que cazar mamuts o si tenemos que ir al supermercado a comprar para comer, podemos ser felices estando gordos o estando en forma, pero esto no quiere decir que tengamos que buscar la gordura; siempre hay que buscar lo bueno y saludable, por arriba de lo placentero. Para evitar que nuestra ley amiga se convierta en enemiga, para evitar que nos perjudique y para evitar que nos impida lograr el éxito, tenemos que tomar en cuenta lo siguiente:
- No hagas solo las cosas que te causan placer, haz solamente las que te hacen bien. No evites solo las cosas que te causan sufrimiento, evita solamente las que te hacen mal
- A veces lo que nos da placer nos hace bien, y los que nos causa sufrimiento nos hace mal, pero no siempre es así; cuando no sea así, prefiere lo bueno sobre el placer, y prefiere evitar lo malo que evitar el sufrimiento. Por ejemplo, si leer sobre inteligencia financiera te causa sufrimiento, porque no te gusta leer o te da flojera, no evites ese sufrimiento, busca el bien que te hace. Si bebes alcohol porque te da placer, pero te causa problemas familiares, no busques ese placer, busca lo bueno para ti con tu familia
- Lo que ahora nos genera placer siendo malo, en un futuro nos puede generar un sufrimiento mucho mayor que el placer que ahora nos da.
- Lo que ahora nos causa “sufrimiento” siendo bueno, en un futuro nos puede generar un placer mucho mayor que el sufrimiento actual. Por ejemplo, estudiar, ahorrar dinero, comer saludable, hacer ejercicio, desarrollar un negocio, dedicarle tiempo a los hijos, etc.
- Toma más consciencia de tus acciones y pregúntate si lo que haces te hace bien o te hace mal.
- Para alcanzar el éxito no basta hacer solo cosas placenteras, requiere hacer cosas que requieren esfuerzo y sacrificio
Soy un emprendedor, escritor, amante de los negocios y el desarrollo personal. Me gusta escribir, ya sea poesía, novelas o sobre ciencia. También me gustan los números. En la escuela amé las matemáticas. Me gusta tener amigos y ser sociable, considero que cada persona es un mundo lleno de cosas y maravillas por descubrir
Hola Marcos,
Justamente, los vicios (el cigarro, el alcohol, las drogas y el juego) producen un enorme placer, aunque la gente sepa que no son buenos.
Por lo tanto, cuando la gente tiene que decidir entre buscar esos placeres o evitar lo malo, suele prevalecer la necesidad de sentir placer sobre la necesidad de evitar lo malo.
¿Cómo convences a la gente que evite los vicios o cuando menos que sea más moderada?