La seguridad, la autoestima y la dependencia emocional

Cuando era niño, mi mamá me llevó por primera vez a la escuela preescolar, y fui testigo de cómo muchos niños lloraban en la puerta del colegio viendo como sus madres se iban. Ellos no querían quedarse solos, no querían que sus madres los dejaran. Lloraban amargamente y no querían quedarse. Las madres trataban de convencerlos para que se queden, pues ellas volverían. Algunas hasta les daban dulces para evitar que lloren.

¿Sabes por qué ellos lloraban? Porque sentían miedo, inseguridad, incertidumbre; se sentían indefensos sin sus madres, ellos no podían valerse por sí mismo y necesitaban que ellas estuvieran con ellos, es decir, dependían de ellas. ¿Por qué? Porque a esa edad no estaban seguros de sí mismos.

Casi 10 años después, cuando esos mismos niños pasaron a lo que aquí en México se llama educación Preparatoria, cuando ellos ya tenían entre 15 y 18 años, sucedió lo contrario. Ellos ya no querían que sus madres los dejaran en la puerta del colegio para luego darles un dulce y despedirse con un beso en la mejilla, esos mismos niños llorones ahora se comportaban de manera inversa. Lo que menos deseaban era que sus madres  entraran con ellos hasta la puerta del salón de clases, lo que menos deseaban era que sus mamás los tomaran de la mano para llevarlos a su silla, porque ahora ellos tenían cierta vergüenza. Esos mismos niños llorones no querían que sus compañeros vieran que son unos dependientes de sus madres, que son unos indefensos, que aún no tienen identidad definida.

¿Sabes por qué? No porque ya no querían a sus madres, pues las querían más que cuando tenían 5 años. Era porque luego esos niños se sentían seguros de sí mismos, ahora querían vivir su propia vida y no la que sus madres les quisieran imponer, porque ahora se sentían independientes, sentían que se podían valer por sí mismos y no necesitaban que sus madres estuvieran con ellos en el colegio. Porque querían ser fuertes y les daría vergüenza que sus compañeros vean que son unos indefensos y dependientes de sus madres. Y lo mejor de todo esto es que sus madres no se entristecían porque ahora ellos se sentían más independientes de ellas, no se molestaban si ahora a ellos no les gustaba que ellas los acompañen, al contrario, a ellas les daba gusto que sus hijos ahora sean más seguros de sí mismos y no unos llorones.

¿Qué hizo la diferencia de sus acciones? Los sentimientos y pensamientos que tenían de sí mismos. Primero lloraban porque sentían miedo al estar sin sus madres, luego eran felices sin sus madres porque ya no tenían miedo vivir sus propias vidas. Primero lloraban porque dependían de sus madres, luego se creían independientes. Primero lloraban porque creían que sin sus madres no podrían sobrevivir en la escuela, luego eran felices al estar en la escuela sin que sus madres los vigile. Primero lloraban porque eran inseguros, luego se creían seguros. Primero tenían un poco e indefinido valor de sí mismos, luego tenían un valor más alto y mejor definido sobre sí mismos. Primero lloraban porque ni siquiera sabían quiénes eran, luego ellos ya sabían quiénes eran y ya hasta estaban definiendo lo que querían hacer con sus vidas.

De la misma manera hay personas que dependen innecesariamente de los demás. Cuando alguien habla mal de ellos casi lloran, cuando algo les sale mal se desaniman, cuando no logran las cosas que quieren y no salen tal como quieren que salgan se frustran mucho. De la misma manera hay personas que cuando alguien no les corresponde en el amor se sienten menos, como si esa persona fuera la única en el mundo. Así igual hay mujeres y hombres que aunque sus parejas los desvaloren y los traten mal no pueden dejarlos. Así también hay quienes dicen amar a quienes los maltratan. ¿Sabes por qué? Porque no tiene mucha seguridad en sí mismos, porque su autoestima no es alta, porque dependen de lo que los demás opinan de ellos. Porque son dependientes, como aquellos niños de sus madres.

Pero también hay personas que cuando alguien habla mal de ellos hasta se ríen, cuando algo les sale mal no se desaniman, cuando no logran las cosas que quieren y no salen como quieren que salgan no se frustran, porque confía en sí mismos, y si las cosas no salieron por causas externas entonces no son culpables. De la misma manera hay personas que cuando alguien no les corresponde en el amor no se sienten menos, porque saben que esa persona no es la única en el mundo y están seguros de que ellos son independientes del amor del sexo opuesto. Así igual hay mujeres y hombres que cuando sus parejas los tratan mal son capaces de dejarlos, romper la relación dañina e independizarse.  ¿Sabes por qué? Porque son seguros de sí mismos, están seguros que merecen lo mejor, creen que valen mucho, no tiene miedo, confían en sí mismos, etc.

¿Qué hace la diferencia de sus acciones? Los sentimientos y pensamientos que tienen de sí mismos, lo que creen de ellos mismos. Unos creen que no valen mucho, los otros creen que son valiosos, unos creen que lo que la gente opina de ellos es importante, los otros creen que no importa lo que los demás opinen de ellos, unos creen que no pueden vivir sin el “amor de su vida (y también la perdición de su vida)” aunque los maltrate y humille, otros creen que no necesitan de “el amor de sus vidas” cuando éste los maltrata, unos creen que por amor tiene que soportar humillaciones, otros creen que por amor a sí mismos tiene que liberarse de esas humillaciones, unos creen que no pueden lograr las cosas, otros creen que sí, unos creen que no merecen mucho, otros creen que merecen lo mejor.

¿A cuál grupo perteneces tú? ¿Eres dependiente innecesariamente o eres independiente? ¿Eres como aquellos niños que no se valen por sí mismos o crees que puedes lograr las cosas? ¿Crees que necesitas del amor de alguien para ser feliz o crees poder ser feliz por ti mismo? ¿Condicionas tu felicidad a otros o eres feliz siendo tú tal cual eres y con lo que tienes?

¿Crees que aún eres un niño emocional o que ya eres grande?

Piénsalo bien, y si estás en el primer grupo cambia

2 Comentarios

  1. Angelina

    Marco, Estoy de acuerdo en lo que dices, pero algunas veces tienes que hacer tus propias conclusiones de la vida. Soy de la opinion talvez equivocada pero yo le voy al amor, al calor del cuerpo, a los latidos del pecho especialmente cuando hace mucho frio. Yo disfrutos los abrazos, las miradas los jestos y muchas cosas mas. Para mi es mas importante tener una persona a tu lado que te resperte, que cosas materiales, Por supuesto que todo esto sucede atravez de Dios y el es el unico que decide muchas cosas para nosotros los humanos. Con respeto a tus libros te felicito y me gustaria poder dener mas informacion. Gracias.

    Responder
  2. Marcos

    Hola Angelina, gracias por tu comentario. Yo también estoy de acuerdo contigo, e igual me gustan los besos, abrazos y tener a alguien a mi lado a quien amar y de quién recibir amor. El hecho de decir que no dependo de eso para ser feliz, no quiere decir que no me guste, al contrario, yo soy muy apapachador y me gusta mucho abrazar. También disfruto de los besos, las miradas y lo que cada gesto unto con los ojos me transmite una persona a quien tengo abarzada. La autoestima y la seguridad no excluye el romanticismo, ni lo cariñoso. Son dos conceptos no excluyentes, al contrario, se complementan, y tener un amor así mismo muy fuerte ayudar a amar a los demás de una mejor manera, ¿por qué crees que los celos excesivos estorban el amor? Porque esos celos salen de personas inseguras.

    Respecto a mis libros, qué más información deseas, puedes preguntar lo que quieras de ellos

    Te mando muchos saludos.

    Responder

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